> plan maestro Krost

El proyecto, en colaboración con Estudio Lamela, requiere la solución para dos parcelas como parte de un estudio de viabilidad de cada opción.

Para la parcela 1 la solución se basa en una disposición de bloques circulares, creando un paisaje autónomo con pequeños centros de vida comunitaria. Un gran círculo, ubicado junto a una de las entradas rodadas, alberga la mayoría de los usos comunes, lo que permite compartir estas funciones con el exterior, incrementando su valor comercial. El vial alterna su recorrido de manera tangencial a los bloques y a través del espacio interior, proporcionando vistas periódicas del paisaje exterior y una comprensión del funcionamiento interno de las "manzanas".

Una torre de 25 niveles se destaca al final del camino, mientras que el resto de los bloques varía en altura entre 10 y 18 plantas. Se proponen dos soluciones: la inicial, con cilindros similares en tamaño, y una posterior, con un cilindro mucho más grande que incorpora un edificio bajo de dos niveles para los edificios públicos, formando una calle y una pequeña plaza. Este gran cilindro está rodeado y superpuesto por un edificio circular con viviendas apoyadas sobre pilares, creando un pórtico que enmarca vistas hacia el bosque cercano. Esta segunda propuesta busca establecer un centro comunitario, convirtiéndose en el punto de reunión de toda la comunidad.

Para la parcela 2, la ubicación norte de ésta permite la disposición de bloques rectangulares de manera eficiente. Una calle perimetral divide el espacio residencial interior de los estacionamientos y áreas educativas (colegios y guarderías). Este vial se desplaza para ampliar el espacio residencial interior, dejando dos áreas comerciales en las esquinas. Dos viales cruzan la parcela, dividiendo el espacio interior en tres escalas diferentes. Los bloques transversales, con vacíos en planta baja de dos alturas, conectan los espacios formando una red de plazas, personalizando el espacio alargado y facilitando la comunicación entre ellas.

Cubiertas ligeras permiten desplazamientos protegidos entre plazas durante los meses de nieve. Los usos comunes educativos están separados de los viales, desarrollando pistas deportivas y espacios de recreo. Los espacios comerciales se orientan hacia el interior del vial, animando las plazas. Los estacionamientos se ubican fuera del vial, con algunos junto a las plazas continuas, facilitando el acceso y la organización del tráfico.

El proyecto, en colaboración con Estudio Lamela, requiere la solución para dos parcelas como parte de un estudio de viabilidad de cada opción.

Para la parcela 1 la solución se basa en una disposición de bloques circulares, creando un paisaje autónomo con pequeños centros de vida comunitaria. Un gran círculo, ubicado junto a una de las entradas rodadas, alberga la mayoría de los usos comunes, lo que permite compartir estas funciones con el exterior, incrementando su valor comercial. El vial alterna su recorrido de manera tangencial a los bloques y a través del espacio interior, proporcionando vistas periódicas del paisaje exterior y una comprensión del funcionamiento interno de las "manzanas".

Una torre de 25 niveles se destaca al final del camino, mientras que el resto de los bloques varía en altura entre 10 y 18 plantas. Se proponen dos soluciones: la inicial, con cilindros similares en tamaño, y una posterior, con un cilindro mucho más grande que incorpora un edificio bajo de dos niveles para los edificios públicos, formando una calle y una pequeña plaza. Este gran cilindro está rodeado y superpuesto por un edificio circular con viviendas apoyadas sobre pilares, creando un pórtico que enmarca vistas hacia el bosque cercano. Esta segunda propuesta busca establecer un centro comunitario, convirtiéndose en el punto de reunión de toda la comunidad.

Para la parcela 2, la ubicación norte de ésta permite la disposición de bloques rectangulares de manera eficiente. Una calle perimetral divide el espacio residencial interior de los estacionamientos y áreas educativas (colegios y guarderías). Este vial se desplaza para ampliar el espacio residencial interior, dejando dos áreas comerciales en las esquinas. Dos viales cruzan la parcela, dividiendo el espacio interior en tres escalas diferentes. Los bloques transversales, con vacíos en planta baja de dos alturas, conectan los espacios formando una red de plazas, personalizando el espacio alargado y facilitando la comunicación entre ellas.

Cubiertas ligeras permiten desplazamientos protegidos entre plazas durante los meses de nieve. Los usos comunes educativos están separados de los viales, desarrollando pistas deportivas y espacios de recreo. Los espacios comerciales se orientan hacia el interior del vial, animando las plazas. Los estacionamientos se ubican fuera del vial, con algunos junto a las plazas continuas, facilitando el acceso y la organización del tráfico.