> macrolote Biznaga Zibatá
El proyecto, en colaboración con Estudio Lamela, se caracteriza por su acceso controlado a través de un gran pórtico que incorpora vegetación, agua y esculturas, creando un espacio de bienvenida atractivo y funcional. El edificio de control se integra con la barda perimetral, asegurando un acceso fluido y seguro. Junto a este pórtico, se ubica un área de almacenamiento de residuos con acceso independiente desde el exterior, facilitando la recolección sin molestar a los residentes.
El acceso a cada mini macrolote se organiza mediante un camellón bordeado de árboles, ofreciendo privacidad a las viviendas perimetrales. Vialidades secundarias conectan directamente con cada vivienda, dejando un espacio verde de 2 metros al frente de cada una. Cerca del campo de golf, un parque lineal ofrece vistas espectaculares y cuenta con áreas de juegos, pistas de bicicletas y jogging, y láminas de agua para el disfrute de los residentes.
La casa club se sitúa al final del camellón de acceso, cerca de la zona verde junto al campo de golf. Incluye cocina, almacén, baños y un espacio acristalado de convivencia que se extiende hacia una zona exterior techada, proporcionando vistas directas sobre el área verde comunitaria y el campo de golf. La zona exterior cuenta con una barra, juegos infantiles, mesas, una lámina de agua y una zona verde elevada.
Los edificios plurifamiliares se ubican en dos zonas: una en la parte alta con vistas al campo de golf y las montañas, y otra cercana al campo de golf para maximizar las vistas al área de juego. Las circulaciones se sitúan en un nivel inferior, garantizando privacidad y vistas desde las recámaras secundarias.
Las viviendas unifamiliares, de 160 y 250 m², incluyen tres patios que aseguran iluminación y ventilación cruzada, creando un ambiente natural y fresco. Se organizan en dos cuerpos de dos alturas separados por un patio interior, permitiendo su construcción en fases según los recursos de los usuarios. La recámara principal se ubica en la fachada de acceso, garantizando un entorno controlado y seguro.
Este diseño integra la arquitectura con el entorno natural, proporcionando comodidad y privacidad a los residentes, mientras se mantiene el respeto por el medio ambiente.
El proyecto, en colaboración con Estudio Lamela, se caracteriza por su acceso controlado a través de un gran pórtico que incorpora vegetación, agua y esculturas, creando un espacio de bienvenida atractivo y funcional. El edificio de control se integra con la barda perimetral, asegurando un acceso fluido y seguro. Junto a este pórtico, se ubica un área de almacenamiento de residuos con acceso independiente desde el exterior, facilitando la recolección sin molestar a los residentes.
El acceso a cada mini macrolote se organiza mediante un camellón bordeado de árboles, ofreciendo privacidad a las viviendas perimetrales. Vialidades secundarias conectan directamente con cada vivienda, dejando un espacio verde de 2 metros al frente de cada una. Cerca del campo de golf, un parque lineal ofrece vistas espectaculares y cuenta con áreas de juegos, pistas de bicicletas y jogging, y láminas de agua para el disfrute de los residentes.
La casa club se sitúa al final del camellón de acceso, cerca de la zona verde junto al campo de golf. Incluye cocina, almacén, baños y un espacio acristalado de convivencia que se extiende hacia una zona exterior techada, proporcionando vistas directas sobre el área verde comunitaria y el campo de golf. La zona exterior cuenta con una barra, juegos infantiles, mesas, una lámina de agua y una zona verde elevada.
Los edificios plurifamiliares se ubican en dos zonas: una en la parte alta con vistas al campo de golf y las montañas, y otra cercana al campo de golf para maximizar las vistas al área de juego. Las circulaciones se sitúan en un nivel inferior, garantizando privacidad y vistas desde las recámaras secundarias.
Las viviendas unifamiliares, de 160 y 250 m², incluyen tres patios que aseguran iluminación y ventilación cruzada, creando un ambiente natural y fresco. Se organizan en dos cuerpos de dos alturas separados por un patio interior, permitiendo su construcción en fases según los recursos de los usuarios. La recámara principal se ubica en la fachada de acceso, garantizando un entorno controlado y seguro.
Este diseño integra la arquitectura con el entorno natural, proporcionando comodidad y privacidad a los residentes, mientras se mantiene el respeto por el medio ambiente.